La Mirada al Auditorio |
Una de las principales dificultades del novel expositor es
la de dirigir la mirada al público. Sentimos las miradas
"amenazadoras" e "intimidantes" del auditorio. En esta
circunstancia se dirige la mirada hacia las paredes, al techo, al piso, al
ecran, pero no al público.
Una mirada que se desvía cuando coincide con la de una
persona del público muestra inseguridad. En lo posible, debemos mantener el
contacto visual aunque estemos pendiente
de las diapositivas u otro material de apoyo
El contacto visual tiene una sutil fuerza sobre el público,
por lo que es evidente la necesidad que el expositor mire al público sin cesar,
con sencillez y normalidad. Lo ideal es mirar a todos los sectores del
auditorio por igual; sin embargo si todavía no podemos manejar nuestra mirada,
dividamos imaginariamente a la audiencia, por ejemplo, en cuatro sectores y escojamos una persona de amable mirada en
cada uno de estos grupos y así en vez de observar a todos por igual solamente
dirigimos la mirada a cuatro personas. De esta manera los que están a su
alrededor, se sienten también atendidos.
Algunos proponen también la técnica de la “mirada en
blanco”, es decir imaginar que no existe público y estamos solos dictando la
charla, pero ciertamente eso no ayuda a establecer alguna comunicación con los
demás. Lo que debemos recordar es que la
mirada es fundamental y que se trata de la forma más sutil de lenguaje corporal.
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